El Agua de Azahar y sus propiedades

El agua de azahar es uno de los tesoros cosméticos más infravalorados de Andalucía. Es el hidrolato (agua aromática) que se obtiene al destilar las flores del naranjo amargo durante la producción de aceite esencial de neroli. Tiene un olor embriagador (dulce, floral, ligeramente cítrico) y propiedades cosméticas increíbles.

Es calmante y antiinflamatoria: Perfecta para pieles sensibles, irritadas, con rojeces, o con rosácea. Calma
inmediatamente la piel estresada. Si has tomado demasiado sol, una compresa de agua de azahar fría alivia al instante.
Es tonificante: Cierra los poros, equilibra el pH de la piel después de la limpieza, y prepara la piel para la hidratación. Se usa como tónico después de lavarte la cara, antes de la crema.
Es hidratante suave: Aunque no sustituye a una crema hidratante, aporta un extra de hidratación. En verano, tenerla en spray y pulverizarte la cara durante el día es una delicia.
Es antiedad suave: Tiene propiedades antioxidantes que ayudan a prevenir el envejecimiento prematuro. No hace milagros, pero usada regularmente mejora la textura de la piel.

Como último aclarado después del champú, aporta brillo y calma el cuero cabelludo irritado. Si tienes caspa o picor en el cuero cabelludo, el agua de azahar ayuda.
En spray sobre el pelo seco, controla el encrespamiento y deja un olor delicioso.

El agua de azahar se usa tradicionalmente en repostería andaluza (pestiños, tortas de aceite), pero también se toma por vía oral para calmar los nervios, mejorar la digestión, y ayudar a conciliar el sueño. Una cucharadita en un vaso de agua o en una taza de té relaja el sistema nervioso. Las abuelas andaluzas la dan a los niños inquietos antes de dormir (funciona).

Refrescante en verano: Pulverizar agua de azahar fría en cara, cuello, y muñecas cuando hace calor. Efecto aire acondicionado natural.
Calmante de bebés: Añadir un chorrito al agua del baño de bebés inquietos o con problemas para dormir. Antiguamente todas las madres lo hacían.
Ambientador natural: Pulverizar en sábanas, toallas, sofás. Deja un olor delicioso y ayuda a relajarse.
Ritual de belleza de novias: La noche antes de la boda, las novias andaluzas se daban un baño con agua de azahar para estar radiantes y calmadas el gran día.

Como tónico facial: Empapar un algodón y pasar por toda la cara después de limpiarla.
Mañana y noche. Luego aplicar tu crema habitual.
Como spray refrescante: Meter en un pulverizador y llevar en el bolso. Pulverizar cuando necesites un momento de frescor y calma. Ideal para aviones, oficinas con aire acondicionado, días de mucho calor.
En compresas calmantes: Empapar gasas o algodones en agua de azahar fría y poner sobre ojos cansados, piel irritada, o quemaduras solares leves.
En mascarillas: Mezclar con arcilla en polvo en lugar de agua normal. Potencia el efecto calmante.
En el baño: Añadir un vasito al agua de la bañera para un baño relajante y aromático.

Farmacias: Tienen agua de azahar de calidad farmacéutica. Precio: 3-5€ por 200-250ml.
Herboristerías: Suelen tener versiones más concentradas y artesanales.
Tiendas árabes/teterías: Venden agua de azahar de importación (marroquí, libanesa). A veces es más barata pero de calidad variable.
Mercados tradicionales: Puestos de hierbas y productos naturales.
Online: Muchas marcas andaluzas venden agua de azahar pura por internet.

QUÉ BUSCAR:
● 100% pura, sin diluir: Algunos productos comerciales son agua con perfume de azahar. Lee la
etiqueta: debe poner «agua de azahar pura» o «hidrolato de flor de naranjo».
● Sin conservantes ni añadidos: La pura solo contiene agua y los compuestos aromáticos naturales de la flor.
● Color: Debe ser transparente o ligeramente opalescente.
● Olor: Intenso, floral, dulce. Si huele a perfume sintético, no es la auténtica.

CONSERVACIÓN:
Una vez abierta, guardar en la nevera. Dura varios meses. Si cambia de olor o aparece turbidez rara, desechar.

CURIOSIDAD HISTÓRICA:
Las damas sevillanas del siglo XIX llevaban siempre un frasquito de agua de azahar en el bolso para «evitar desmayos» (los corsés apretaban tanto que se desmayaban con frecuencia). La costumbre de llevar agua de azahar encima se mantuvo hasta mediados del siglo XX.